Un nuevo invierno un ejército de sonrisas bajo narices rojas nos esperan, a las puertas del Teatro Fígaro, para acomodarnos en la Gran Gala de Navidad de Payasos sin Fronteras. Algo más tarde que otros años, la Gala volvió a ser un tremendo éxito, con un lleno absoluto y cientos de sonrisas contagiadas. Y ya son diez ediciones.
Tras la Gala familiar siempre viene la Gala de Adultos, con un humor algo más gamberro y que, particularmente, a mí me encanta. El encargado de conducir la gala fue Ricky, el profesor de tenis (foto abajo); que no es otro que Jose, de Cía La Mano Jueves. Divertidísimas todas sus intervenciones, con su descaro, espontaneidad y humor curtido en los escenarios que da la calle. Además de presentar los números de forma breve y eficaz, claro, que es de lo que se trata.
El primer número de la noche fue el de Roxi y sus Hula Hoops. Una divertida y descarada actitud, acompañada de una total ausencia de complejos, convierten en muy graciosa una rutina que en otras manos podría caer en el ridículo. Amén de mostrarnos un buen puñado de movimientos muy vistosos.
Tras ella vino el número de clown de Romero (Cía Tres Puntos y Aparte), que es de esas actuaciones donde te das cuenta que lograr un buen clown lleva mucho tiempo y es tremendamente dificil. Romero es tierno, mira al público, logra una inmediata empatía con él y, sin estridencias, nos roba la sonrisa antes de que nos demos cuenta. Antes de la pausa vino Dos Perillas, todo un clásico de las plazas españolas y del Retiro. Su número, mitad monólogos y mitad equilibrios sobre rulos, consigue llegar pese a no estar en su hábitat. Siempre que lo veo en escenario me pregunto cómo adapta con tanta naturalidad a los escenarios su actuación.
Luego de un breve descanso, le tocaba el turno a Ruta Show Company (Gabriel Blanco y David Villanueva). Un frenético show donde con unos "churros" de esos de piscina recreaban mil y una películas con sorprendente imaginación. Después vino la actuación de malabares con mazas de Silver, que presentaba su nueva versión de su Kung Fu con mazas. Tras un periodo de más de un año en Zaia, del Circo del Sol, ha decidido volver para mejorar e investigar su número. Ha mejorado mucho en cuanto a presentación, ha añadido música y ha incorporado auténticos trucazos, de los que él y pocos más llegan a hacer. Lástima de algún fallo que otro que deslució un poco el estreno, aunque supo solventarlos con gracia y ganarse el aplauso general.
Cerró el gran Agustín Jiménez con un monólogo de más de 20 minutos con el que demostró que es de los mejores monologuistas del país. Historias absurdas, contadas con muchísima gracia, sin descanso. Las carcajadas eran generalizadas y te das cuenta de lo que gana un monólogo en directo. Así, con una sonrisa de oreja a oreja, salimos del Teatro Fígaro, con la conciencia de que nos habían vuelto a contagiar, un año más, de esa ilusión vestida con nariz roja.
Payasos sin Fronteras organiza siempre esta Gala para dar a conocer los proyectos realizados ese año, explicar cómo funciona un poco la asociación y de paso recaudar algo de dinero para financiar esas expediciones. Este año nos mostraron un precioso vídeo sobre la expedición al Líbano, donde los protagonistas fueron, sin duda, los niños que había allí de público. Los niños y sus sonrisas. Mi más sincera enhorabuena a todos los valientes que han participado alguna vez en estos viajes, y a todos los voluntarios de esta increíble ONG.
Postdata: Los organizadores de la Gala piden tu opinión sobre ella, pincha aquí para dejarla.
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