Las iniciativas valientes se han de aplaudir y que se abra un espacio dedicado a las artes y la cultura es motivo de celebración. En el número 64-66 de la calle de Robrenyo de Barcelona acaba de inaugurarse Pla Roig, un nuevo espacio pensado para la práctica y exhibición de diferentes artes. El proyecto lleva el nombre de su impulsor: Sergio Pla Roig (Valencia, 1986), jugando con el significado de sus apellidos y el linóleo rojo que reviste los suelos del local.
Criado en familia circense - su padre y su tío son los impulsores del Circo Gran Fele-, pronto se ve atraído por los malabares y, tras finalizar sus estudios de Magisterio en Educación Física se decide a seguir su formación en una escuela de circo: “Sin conocer absolutamente ninguna escuela de circo escogí una que fuera angloparlante por ser el idioma que había cursado en mi etapa escolar”, recuerda. Así acabó cursando sus estudios en Circus Space en Londres en la especialidad de malabares. Allí descubre la danza, pero no fue hasta su regreso a España, cuando su compañera de escenario Natalia D’Annunzio le convence para formarse, “cursé un par de años en el Conservatorio Superior de Danza de Valencia y a continuación me fui a Barcelona para cursar cinco años y sacarme el título de Coreografía e Interpretación de la Danza en el Institut del Teatre”, y explica por qué es importante la danza para él: “no solo me ayudó a tomar la perspectiva de hacer los malabares desde otros lugares de búsqueda diferentes, sino que también cambió mi punto de vista de lo que era abordar una escena y crear”.
Pese a su extensa formación en danza, él se considera ante todo un artista circense, “para mí, la esencia del circo siempre me ha residido en los números cortos”. Sus actuaciones han merecido reconocimientos como la Medalla de Oro Jóvenes Promesas en el Festival de Circo de Albacete, ha actuado en numerosos festivales internacionales y ha participado en proyectos como Ateneu Popular 9 Barris (recientemente galardonado con el Premio Nacional de Circo), CIAM, Atempo Circo, eventos especiales de Cirque du Soleil, etc.
Hace poco más de un año, la casualidad quiso que encontrara un local en Barcelona: “en realidad estaba buscando junto a mi pareja un trastero para guardar el vestuario de mi Proyecto Final de Carrera del Institut del Teatre, pero encontramos un local diáfano, alto y sin columnas de por medio; y nos tiramos a la piscina para transformar ese local en un espacio artístico”. Un año después, tras una dura lucha buscando financiación mediante préstamos bancarios, de conocidos y subvenciones, el proyecto ha visto la luz. “Aunque seguimos sin trastero, el vestuario sigue en mi casa”, recuerda divertido.
El objetivo del local es, en palabras de su impulsor “desarrollar un espacio donde los artistas puedan acudir a compartir inquietudes artísticas, un lugar donde evolucionar y poder desarrollar sus proyectos escénicos”. Para ello cuenta con 200 metros cuadrados y 6 metros de altura con despacho, vestuarios, unas pequeñas gradas móviles y estructuras para aéreos. De su versatilidad da fe que una exposición de fotografía ha sido uno de sus primeros usos.
Actualmente, Sergio compagina la gestión del centro con su actividad como artista, “aunque desde hace un año no me involucro en proyectos largos, ya que quiero desarrollar un espacio donde los artistas puedan hacer: clases, workshops, residencias, muestras, presentaciones, etc”. El primer paso ya está dado, parece que el plano rojo es capaz de acoger mucho arte.
Para saber más:
Criado en familia circense - su padre y su tío son los impulsores del Circo Gran Fele-, pronto se ve atraído por los malabares y, tras finalizar sus estudios de Magisterio en Educación Física se decide a seguir su formación en una escuela de circo: “Sin conocer absolutamente ninguna escuela de circo escogí una que fuera angloparlante por ser el idioma que había cursado en mi etapa escolar”, recuerda. Así acabó cursando sus estudios en Circus Space en Londres en la especialidad de malabares. Allí descubre la danza, pero no fue hasta su regreso a España, cuando su compañera de escenario Natalia D’Annunzio le convence para formarse, “cursé un par de años en el Conservatorio Superior de Danza de Valencia y a continuación me fui a Barcelona para cursar cinco años y sacarme el título de Coreografía e Interpretación de la Danza en el Institut del Teatre”, y explica por qué es importante la danza para él: “no solo me ayudó a tomar la perspectiva de hacer los malabares desde otros lugares de búsqueda diferentes, sino que también cambió mi punto de vista de lo que era abordar una escena y crear”.
Pla, en la segunda actuación de su vida (Espai de Circ) |
Pese a su extensa formación en danza, él se considera ante todo un artista circense, “para mí, la esencia del circo siempre me ha residido en los números cortos”. Sus actuaciones han merecido reconocimientos como la Medalla de Oro Jóvenes Promesas en el Festival de Circo de Albacete, ha actuado en numerosos festivales internacionales y ha participado en proyectos como Ateneu Popular 9 Barris (recientemente galardonado con el Premio Nacional de Circo), CIAM, Atempo Circo, eventos especiales de Cirque du Soleil, etc.
Hace poco más de un año, la casualidad quiso que encontrara un local en Barcelona: “en realidad estaba buscando junto a mi pareja un trastero para guardar el vestuario de mi Proyecto Final de Carrera del Institut del Teatre, pero encontramos un local diáfano, alto y sin columnas de por medio; y nos tiramos a la piscina para transformar ese local en un espacio artístico”. Un año después, tras una dura lucha buscando financiación mediante préstamos bancarios, de conocidos y subvenciones, el proyecto ha visto la luz. “Aunque seguimos sin trastero, el vestuario sigue en mi casa”, recuerda divertido.
El objetivo del local es, en palabras de su impulsor “desarrollar un espacio donde los artistas puedan acudir a compartir inquietudes artísticas, un lugar donde evolucionar y poder desarrollar sus proyectos escénicos”. Para ello cuenta con 200 metros cuadrados y 6 metros de altura con despacho, vestuarios, unas pequeñas gradas móviles y estructuras para aéreos. De su versatilidad da fe que una exposición de fotografía ha sido uno de sus primeros usos.
Actualmente, Sergio compagina la gestión del centro con su actividad como artista, “aunque desde hace un año no me involucro en proyectos largos, ya que quiero desarrollar un espacio donde los artistas puedan hacer: clases, workshops, residencias, muestras, presentaciones, etc”. El primer paso ya está dado, parece que el plano rojo es capaz de acoger mucho arte.
Para saber más:
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- Intagram
- Sergio también es aficionado a los cómics y se atrevió a escribir (con éxito) en este blog sobre Maus, uno de los mejores cómics de la historia.
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