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miércoles, 7 de junio de 2017

EIA abriendo brecha

El pasado lunes 5 de junio tuvo lugar la entrega de los Premios Max 2017, el galardón más importante en las Artes Escénicas en España. Este año, además de ser la XX edición, había una pequeña novedad: las artes de calle tendrían categoría propia. Pero las novedades no acababan ahí, una compañía de circo estaba entre las nominadas a Mejor Espectáculo Revelación. Se trata de la compañía de circo EIA por su obra InTarsi.

Estas dos situaciones por sí solas ya van significando que el circo está tomando el camino adecuado, con una presencia cada vez mayor dentro de las Artes Escénicas. Lo bueno vendría en este momento:



Eso es, EIA había conseguido un premio Max. Algo muy importante para el circo nacional. Armando Rabanera además, hizo un discurso soberbio reivindicando el circo como arte mayor y aprovechando para exigir a las autoridades, programadores y a los propios Max que se atrevan con más circo. Es un primer paso para que se comprenda que las artes circenses son un elemento muy peculiar pero también enriquecedor, capaces de integrar dentro de sí mismas un poco de cada una de las otras artes, algo único, el arte total. InTarsi ya había conseguido el Premio Especial del Jurado de los Premios Zirkólika, los premios del circo catalán, en 2016.

Las razones de por qué un espectáculo de circo se  ha colado de esta forma en estos premios las deduce uno en cuanto ve InTarsi:



Juego. Es la palabra que se viene a la mente mientras uno observa esta obra. Se percibe en cada movimiento y en cada fase, los artistas están disfrutando y logran transmitirlo al público. También deja una sensación de “obra viva”, cambiante, donde las entradas y salidas constantes de los artistas, de la escenografía , de las músicas, parecen mecer al espectador mientras le sacan una sonrisa de satisfacción.

Es InTarsi el segundo trabajo de la compañía EIA tras Capas. Tras un periodo de investigación y residencia artística, presentaron en 2016 esta obra basada en el “continuo movimiento, en el construir y deconstruir”. Y son fieles a esta premisa. Al inicio una escenografía dispuesta con un artista saltando en un minitramp. Nunca más volveremos a verla así, cada uno de sus paneles de madera y metal tienen la forma precisa para encajar con las otras piezas, pero también tiene una función muy concreta en cada momento de la obra. Una hará de soporte para un mástil, otra de báscula para algún pequeño vuelo de los artistas, otra incluso será pasarela de un desfile imposible, y así.

Los artistas demuestran su madurez y su control de los tiempos. Se divierten, sudan, se ríen y sufren. Su complicidad es palpable, su nivel técnico altísimo. La fluidez de movimientos y elegancia de Fabio Nicolini, un gran acróbata. El dúo entre Armando Rabanera y Fabrizio Giannini, donde se notan sus años de trabajo juntos, donde el primero representa magistralmente la hiperactividad de los menudos y el segundo se muestra como un portor increíble con dotes de bailarina del vientre. La originalidad de Manel Rosés (o su cover Eduardo Lucas) para presentar las verticales y las acrobacias de suelo a ritmo de su propia voz en bucle.

Un espectáculo que atrapa y hace cómplice, que invita a divertirse con los artistas y a sentirse parte de la obra.

Enhorabuena EIA por el premio, por la trayectoria, por abrir brecha.




Para saber más (o "Max"):

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