Como el turrón, la Gala de Payasos Sin Fronteras siempre vuelve por Navidad. Es una de esas fechas que se suelen reservar en el calendario, sobre todo si uno ya lo ha probado antes. Esta ONG presenta un tremendo recorrido y una infinidad de acciones realizadas. Su labor es, por desgracia, muy necesaria; pese a que inicalmente uno pueda pensar que hay cosas más importantes que llevar a zonas en conflicto. Pero no, la risa y la ilusión que generan en sus proyectos esta ONG allá donde vayan funciona como un bellísimo paréntesis en su día a día y seguro que deja un poso en su cabeza durante mucho tiempo. Lo ilustra perfectamente esta viñeta de Manel Fontdevila:
La Gala de Navidad es una de esas formas que tiene la ONG de visibilizarse y dar a conocer su trabajo, así como ayudar a financiar sus proyectos. Este año volvió a ser en el Teatro Figaro de Madrid, el pasado 3 de enero. Siguieron fieles al formato y volvieron a hacer una Gala Infantil y otra para público adulto.
En esta segunda Gala pudimos disfrutar de una gran noche de risas y circo. Condujo la gala Davel (Don Davel) que se estrenó, con buen resultado, en su papel de presentador. Una mezcla de efectos mágicos, risa floja y un peculiar acento ruso que iba y venía se conjugaban con su tarea de informar de los artistas y la ONG de una forma encomiable. Aprovechó también para presentar un nuevo número de su especialidad, los malabares con sombreros, junto a su compañera Anouk, que le acompañó a los efectos vocales y la música de su acordeón.
Curiosamente, esta gala comenzó con un número poco frecuente, una versión de Earth Song de Michael Jackson interpretada por el vozarrón de la cantante Jennifer Almeida. Tras ella intervino Iván G. Torre, verticalista del Aula de Circo Chaminade con su impresionante número de equilibrios en suelo y sobre los pulls. También en la primera parte las Sincronacidas, una descacharrante parodia de un ejercicio de natación sincronizada, ejecutado por Mon Salmón y Greta Marí.
El mago Miguel Ángel Gea se salió de sus habituales rutinas de magia de cerca para realizar su rutina de magia con monedas y de aros chinos, aderezado con su buen humor y su facilidad para hacer grandes a los "voluntarios". También pudimos disfrutar de uno de los grandes payasos residentes en España, el argentino Hernán Gené, muy implicado con la pedagogía del clown. Su número se sale de la norma, sin un argumento definido, jugando con 4 palabras en varios idiomas y utilizando registros audiovisuales. Ya para terminar, volvió uno de los habituales de estas galas, el humorista Agustín Jiménez, con un monólogo muy ágil que saltaba entre anuncios de teletienda, las sutiles diferencias entre hombres y mujeres y el lenguaje de los jóvenes.
El público se marchó del teatro Fígaro con lágrimas en los ojos y agujetas en la tripa de tanto reír, que es la mejor forma de empezar un año. Esta acción terapéutica que conlleva la risa en cualquier situación es aún más importante y necesaria en zonas de conflicto, donde esta cualidad humana a veces se ausenta durante demasiado tiempo. Por eso es esencial que existan ONGs como Payasos sin Fronteras y que todos colaboremos con ella.
¡Hasta el año que viene!
La Gala de Navidad es una de esas formas que tiene la ONG de visibilizarse y dar a conocer su trabajo, así como ayudar a financiar sus proyectos. Este año volvió a ser en el Teatro Figaro de Madrid, el pasado 3 de enero. Siguieron fieles al formato y volvieron a hacer una Gala Infantil y otra para público adulto.
En esta segunda Gala pudimos disfrutar de una gran noche de risas y circo. Condujo la gala Davel (Don Davel) que se estrenó, con buen resultado, en su papel de presentador. Una mezcla de efectos mágicos, risa floja y un peculiar acento ruso que iba y venía se conjugaban con su tarea de informar de los artistas y la ONG de una forma encomiable. Aprovechó también para presentar un nuevo número de su especialidad, los malabares con sombreros, junto a su compañera Anouk, que le acompañó a los efectos vocales y la música de su acordeón.
Curiosamente, esta gala comenzó con un número poco frecuente, una versión de Earth Song de Michael Jackson interpretada por el vozarrón de la cantante Jennifer Almeida. Tras ella intervino Iván G. Torre, verticalista del Aula de Circo Chaminade con su impresionante número de equilibrios en suelo y sobre los pulls. También en la primera parte las Sincronacidas, una descacharrante parodia de un ejercicio de natación sincronizada, ejecutado por Mon Salmón y Greta Marí.
El mago Miguel Ángel Gea se salió de sus habituales rutinas de magia de cerca para realizar su rutina de magia con monedas y de aros chinos, aderezado con su buen humor y su facilidad para hacer grandes a los "voluntarios". También pudimos disfrutar de uno de los grandes payasos residentes en España, el argentino Hernán Gené, muy implicado con la pedagogía del clown. Su número se sale de la norma, sin un argumento definido, jugando con 4 palabras en varios idiomas y utilizando registros audiovisuales. Ya para terminar, volvió uno de los habituales de estas galas, el humorista Agustín Jiménez, con un monólogo muy ágil que saltaba entre anuncios de teletienda, las sutiles diferencias entre hombres y mujeres y el lenguaje de los jóvenes.
El público se marchó del teatro Fígaro con lágrimas en los ojos y agujetas en la tripa de tanto reír, que es la mejor forma de empezar un año. Esta acción terapéutica que conlleva la risa en cualquier situación es aún más importante y necesaria en zonas de conflicto, donde esta cualidad humana a veces se ausenta durante demasiado tiempo. Por eso es esencial que existan ONGs como Payasos sin Fronteras y que todos colaboremos con ella.
¡Hasta el año que viene!
No hay comentarios:
Publicar un comentario