Es 7 de mayo, el día
de la première de Amaluna, la última producción de Cirque du
Soleil, en España y también en Europa. Viktor Kee (Pryluky,
Ucrania, 1970), uno de los referentes del malabarismo actual y uno de
los protagonistas del espectáculo (es Cali, un hombre-lagarto), hace
un hueco dentro de su atareado día para responder a unas preguntas.
Es en unas mesas al aire libre, junto al camión-comedor, donde Kee
aprovecha para almorzar mientras habla de Amaluna, de él y de su
fundación. Transmite tranquilidad con sus palabras y gestos,
respondiendo con serenidad, fijando su profunda mirada cuando
enfatiza alguna frase. En ocasiones una breve sonrisa se escapa de su
boca, sobre todo cuando habla de malabares, mostrando al socarrón
bonvivant que lleva dentro.
Pregunta. Hablemos de
Amaluna, ¿Cómo has llegado aquí?
Respuesta. Tras 9 años
en Dralion y más de 3000 shows, abrí una productora de espectáculos
(Art Vision) porque quería ser manager y hacer cosas distintas.
Quería seguir actuando y acabé en Singapur, donde cambié mi número
y mi personaje. Entonces me llamaron de Cirque du Soleil y me
ofrecieron un nuevo espectáculo, donde tendría más protagonismo.
El personaje me interesaba y encajaba con lo que estaba haciendo: los
movimientos de reptil, más bufonesco, etc. Cali es más divertido,
mis otros personajes eran muy serios.
P. Siempre cuesta
encontrar los nombres de los artistas de Cirque du Soleil en la
prensa o en la propia web de la compañía, en cambio sí es fácil encontrar el de los
coreógrafos o diseñadores de vestuario
[nota: los nombres de los artistas ni
siquiera salen en el dossier que dan a los medios].
R. Eso lo odio, se
supone que por contrato debe aparece nuestro nombre, pero solo sale
en el programa (que es de pago). Me parece que no es justo, si el
mundo del circo estuviera más unido y tuviera un soporte sindical no
pasarían estas cosas. Nadie imagina que esto pueda pasar en una obra
de teatro, pero en el circo es así. No es luchar contra Cirque du
Soleil, es simplemente que quiero visibilizar mi nombre. También hay
que reconocer que se está a gusto en la compañía, ofrece muchas
facilidades sanitarias, de entrenamiento, técnicas, etc.
P. ¿Os afecta en
algo la venta de la compañía?
R. Por el momento no ha
cambiado nada. Cada tour tiene una gestión independiente y todo
sigue igual. Yo supongo que los nuevos dueños comenzarán con los
cambios en unos meses.
P. ¿Crees que
Cirque du Soleil promueve el circo?
R. Nunca fue uno de sus
objetivos, ellos quieren ser la mejor producción de circo, nada más.
Sí han conseguido que la gente, al pensar en circo, visualice los
clásicos circos de lona y el Soleil, pero nada entre medias. Por ejemplo,
yo creo que es como Apple, no promueve la tecnología, no creo que
quieran que la electrónica sea popular, sino que quieren vender su
producto y hacerlo bien.
Viktor Kee ha creado
recientemente su propia Fundación benéfica.
P. En 2014 creaste
la Fundación Viktor Kee. Previamente habías recorrido los Estados
Unidos con tu campaña “Help Ukraine”.
R. Fue una experiencia
conmovedora. Cuando empezó el conflicto en Ucrania decidí hacer
algo, aunque fuera simbólico. Crucé el país de este a oeste para
informar a la gente y recoger firmas en una bandera, visibilizando y
concienciando sobre el conflico. También recogí algunos fondos para
caridad, pero no era ese mi objetivo. Fue una gran experiencia. El
problema es que es un conflicto muy complejo políticamente y no se
podía ser neutral. En Rusia ya han avisado que no podré actuar allí
en la gira de Amaluna, aún tengo que renegociar mi contrato.
P. Después creaste
tu fundación, que tiene varios frentes: los círculos donde
realizáis talleres con niños, la terapia con discapacitados, los
eventos para recaudar fondos, la campaña del 1%....¿No sois muy
ambiciosos?
R. Sí, quizá
demasiado. Por ahora nos centramos más en el trabajo con niños y en
la creación de una escuela infantil de circo en Ucrania. Después de
eso llegaremos al resto. Me hace mucha ilusión lo de la escuela,
sería seguir el modelo en el que yo me formé y que tras la caída
de la URSS ha desaparecido. Estamos en contactos con el Ministerio de
Cultura, buscando apoyos y sponsors, etc.
P. ¿Estás contento
con cómo está funcionando?
R. Sí, por suerte
tengo un gran equipo de voluntarios. Estamos ahora esforzándonos en
buscar vías de financiación, pero el proyecto de los “Open
Circles” que hemos realizado en Argentina salieron muy bien.
Además, 4 meses después de ir a uno de estos sitios con niños en
riesgo de exclusión vimos que esos niños siguen realizando
actividades culturales. Este verano iremos a África, a Kenia. Estamos
aprendiendo, creciendo, queremos hacernos mas grandes y llegar a más
sitios.
P. ¿Cómo puede la
gente ayudar a tu fundación?
R. Informándose de
nuestro trabajo a través de nuestra web
(www.viktorkeefoundation.com).
Todo es altruista y cualquier aporte será bien recibido. Todo se
invierte directamente en la fundación. Desde ofrecerse como
voluntario en nuestros proyectos, hasta donar dinero directamente,
pasando por comprar merchandising, traducir nuestros textos o
promocionarnos a nivel local, todo será bien recibido.
Su carrera en el circo.
P. Te
formaste en la escuela local de circo (Uday), en la que entraste a
los 6 años a través de tu hermano ¿cómo descubriste que querías
ser malabarista?
R.
A los 15 o 16 años, tenía que decidir disciplina. Tenía un número
con aros y mazas, muy clásico, que funcionaba, pero un día creé un
número que mezclaba 3 bolas grandes con pasos de breakdance, que en
su momento me gustaba mucho. Resulta que este nuevo número, menos
técnico, era mucho más popular, así que la decisión ya estaba
tomada. Ya no volví a actuar con otro elemento que no fueran bolas.
P. En 1989 ingresas
en la Escuela Profesional de Circo de Kiev, ¿Qué es lo que más
recuerdas de tus años allí?
R.
Las muchísimas horas de entrenamiento, con sesiones de siete de la
mañana a siete de la tarde. A los malabaristas nos hacían entrenar
2-3 horas más cada día, ya que el programa formativo dedicaba pocas
horas al malabarismo. Recuerdo competir con otros alumnos a ver quién
se quedaba más tiempo entrenando, todos queríamos ser el último en
irnos a casa, aunque estuviéramos muy cansados.
P. En alguna ocasión
has comentado que estás más interesado en la parte estética de los
malabares que en la técnica, ¿Piensas que se puede alcanzar esa
estética sin una base técnica?
R.
No, tienes que tener una base técnica muy sólida para estar cómodo
con los malabares, para hacer lo difícil fácil. El circo es un arte
visual, no un deporte, si muestras un truco muy técnico, pero no lo
haces de forma estética, no va a funcionar entre el público. Si
dejamos de prestar atención a cómo se ven los trucos desde fuera,
pierde todo su sentido.
P. ¿Crees que
algunas escuelas de circo de línea más moderna están olvidándose
de la técnica?
R.
Sí, trabajan mucho el estado de ánimo, pero no la estética.
Algunos se centran mucho en sí mismos. Yo no quiero transmitir mi
sentimiento al público, yo quiero sacar un sentimiento del público,
que salga de ellos; es una aproximación diferente.
P. Has conseguido
tener un estilo propio característico, ¿Cómo nació?
R.
Con aquél número de malabares y breakdance, ví que funcionaba
ydecidí a desarrollar trucos en el suelo y en movimiento. Luego vi a
Francis Brunn en vídeo y quise ser como él, me impresionó mucho,
me vestí completamente de negro y simplifiqué la técnica de mi
número, sólo hacía 3 bolas. Luego vi que los escenarios grandes
requieren más elementos en el aire y volví a recuperar las 5 y 7
bolas en escena.
P: ¿Entrenas
nuevos trucos?
R: Hace
tiempo que no, lo que hago es probar pequeñas variantes de algunos
trucos o combinaciones de ellos. Por ejemplo, investigar en una
combinación de Mill's Mess con contact. Cada vez me involucro en más
proyectos que me restan tiempo del entrenamiento, ahora entreno sólo
lo que tengo que hacer, aunque sin olvidar futuros nuevos números.
P. Has comentado que
hiciste el mismo show con Dralion más de 3000 veces, ¿Cómo te
concentras antes de un número que puede volverse tan rutinario?
R.
Nunca me he aburrido, siempre es distinto. Años después conocí a
Brunn y llegamos a ser buenos amigos, él siempre decía que se
motivaba con cada público, queriendo hacerlo perfecto o metiendo
pequeños detalles diferentes. En cada país el público es diferente
y lo percibes, además, yo me sigo poniendo nervioso y tengo ciertos
rituales previos para focalizar mi atención.
P. ¿Alguna
actuación que recuerdes especialmente?
R.
La nochevieja de 2000 actué en Nueva York junto a Barbra Streisand,
fue bonito. También fue muy emotivo mi último show en Dralion. Fue
graciosa una vez en Chile que olvidé quitarme la veda
semitransparente que cubría mis ojos al principio del espectáculo.
Realicé toda la rutina con ella puesta, sin encontrar el momento de
quitármela (risas).
P:
Siempre comentas que admiras a Brunn y a Biljauer. Presumes de haber
sido amigo de Brunn, pero pudiste conocer a Biljauer?
R: No, nunca
pude conocerlo. Brunn fue más que mi amigo, era mi mentor,
nuestros encuentros fueron momentos muy especiales para mí. Fue el primer artista que vi que combinada movimiento corporal, trucos y danza, junto con un gran personaje. Estaba muy impresionado y marcó el inicio de mi estilo. Años después nos conocimos y él me dijo que admiraba mi trabajo, fue uno de los momentos más emocionantes de mi carrera. Después de eso nos volvimos muy amigos. Para mí siempre será mi ídolo y mi héroe.
P. ¿Qué aficiones
tienes fuera del ámbito circense?
R.
Me gustan mucho los musicales clásicos, con artistas como Fred
Astaire o Gene Kelly, fueron una gran inspiración para mi. También
me gusta mucho el golf, que tiene muchas similitudes con los
malabares, siempre se puede mejorar, requiere constancia y precisión.
Disfruto mucho bebiendo un buen vino con amigos, mientras fumamos un
buen puro.
P: ¿Cuáles
eran tus sueños mientras estabas en la escuela de circo y cuáles son
ahora?
R: Han
cambiado. Antes quería hacer algo especial, ser relevante, tener un estilo particular y
viajar por el mundo. Era muy ambicioso, cuantos más sitios
importantes hubiera actuado, mejor. Recuerda que vivía en la Unión
Soviética, me apetecía salir y viajar. El dinero no era un
objetivo, era más enseñar lo que yo hacía. Eran sueños egoístas,
pensando sólo en mí mismo. Ahora son cosas más grandes, no tan
egoístas. Me gusta crear números, me gusta ayudar a otros artistas,
la solidaridad, etc. Por supuesto ahora quiero abrir una escuela de
circo para niños. Me he dado cuenta que trabajar con discapacitados
es muy estimulante. Para un invidente, poder lanzar dos bolas es
mucho más emocionante que para mí lanzar 7 bolas. Él puede tener
las mismas sensaciones cuando se lo muestra a su familia que cuando
yo lo hago delante de 2000 personas, quizá incluso más intensas.
Eso es lo valioso, lo feliz que te hace hacer lo que haces. Poder
compartir esa felicidad es algo que he descubierto y lo estoy
disfrutando mucho
Esta entrevista es una versión extendida de la aparecida en el nº 44 de la revista Zirkólika
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