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miércoles, 10 de julio de 2013

Sobre talentos y medios

En los últimos años, con la atomización de las televisiones, han surgido una serie de programas que han resultado un éxito y se han reproducido por doquier: los talent-shows. Formados en la tradición estadounidense de los concursos de talentos, tan habituales y casi obligados en todo instituto que se precie, los programadores pusieron sus zarpas sobre ellos para moldearlos y hacerlos digeribles al espectador medio.

El resultado todos lo conocemos, cada poco tiempo aparece un nuevo concurso talent-show y vuelve a triunfar en la parrilla; sobre todo si le añadimos dosis de reality y un duro sistema de eliminaciones. En nuestro país han predominado los de canto, cualidad muy valorada por la mayoría, sin importar si esa persona es técnicamente o musicalmente buena, sólo se valora la voz. También hay de otros tipos, y todos han tenido su parcela de éxito en forma de share: Operación Triunfo, El número Uno, Factor X, La Voz, Fama, Tú Sí Que Vales o incluso el reciente Master Chef. Hubo precursores ilustres, como El Semáforo (trampolín del imposible Cañita Brava), cantera rancia de habilidades absurdas. Incluso llegó a haber uno específico de circo, llamado Circus, que no pasó de la primera edición.



Ahora bien, cuando veo estos programas siempre me surgen las mismas preguntas, pasando por alto que está claro que su fin es entretener y ganar audiencia: ¿Es talento eso que vemos? ¿Contribuye a un enriquecimiento del espectador? ¿Aprendemos viendo estos programas? ¿Por qué sólo triunfan cantantes que no saben solfeo? ¿Son expertos los miembros del jurado?.


Me voy a centrar en los programas donde se ven shows de varios tipos, no sólo de canción, por ser más próximo a la temática del blog. Me parece que estos programas aportan poco, o muy poco, más allá del entretenimiento y del ocasional premio en metálico al ganador. Es una especie de "cultura enlatada", de consumo rápido, que no deja ningún poso en el espectador. ¿Por qué? pues porque no se explica el trabajo que hay detrás de ese número, que no suele ser fruto sólo del talento, sino gente con grandes horas detrás.  El formato no está pensado para aumentar la sensibilidad del espectador, es una sucesión de números descontextualizados, sobre un escenario y con una iluminación que matan cualquier esencia de una obra. Lo que debería ser una experiencia visual se entrelaza constantemente con primeros planos del público gritando o del jurado con la boca abierta o cara de ajo, lo que toque. Es cultura enlatada, arte precocinado. Si no, mirad el vídeo de arriba donde, ante una potente y clásica rutina de Alfio Macaggi lo que se valora es el reto absurdo de después.

Da rabia ver gente muy preparada actuando en esas condiciones por darse a conocer o simplemente por la experiencia, sometidos a un jurado inexperto (la mayoría) y cruel o, en otros casos, un jurado popular comandados por el famosete de turno. Me queda la duda de si estos artistas sacan ese "empujón" a su carrera que comentan, se queda en una anécdota o, a veces, en un pequeño premio. Se premia la técnica y la vistosidad, aplaudiendo según marque el regidor. Así, termina el show y nada queda en el espectador; la consecución de números cortados por el mismo formato hace que pronto se olvide el previo. Pero la voracidad del público es insaciable, y al producir estos programas como churros, se requiere que el nivel se mantenga y más de una vez se ha podido ver a artistas profesionales contratados para las galas, haciendo de "concursantes" que pasan de ronda y nada más se sabe.



Está claro que la mayoría de las veces uno acude a un espectáculo por el mero hecho de ser entrenido, sin mayores aspiraciones; pero considero que las expresiones artísticas necesitan un marco adecuado, para que el que quiera llegar más allá pueda hacerlo.  Se agradecería en la parrilla un programa con espectáculos circenses como Le Plus Grand Cabaret Du Monde de la televisión francesa. Con un nivel increíble, variado, actual y con el trasfondo y seriedad que se merece. ¿Llegaremos a verlo? ¿Me he convertido en un cascarrabias que en verdad debería alegrarse porque en la tele se viera, al menos, una acrobacia o un malabar de cuando en cuando? ¿Se me habrá subido el crítico a la cabeza y ya espero que los espectáculos hagan algo más que entretener? Ahh, las cosas que tiene aficionarse a un pequeño gran mundo.

3 comentarios:

  1. yo opino que la culpa de que estos programas existan la tenemos (bueno la tienen mejor dicho) los "artistas" que acuden a estos programas. Si necesitas una oportunidad en tu carrera, darte a conocer, un empujón, o una valoración de tu rutina, no necesitas estos programas. Este programa solo te viene bien si quieres tener tu minuto de fama, que al fin y al cabo es lo que busca y al fin y al cabo es lo que da.
    Si los artistas de verdad no fueran a esa lacra de sitios, quebrarían mucho antes de lo que pensamos, el problema está en que hay mucho tonto buscando su minuto de gloria, y mucho joven iluso, pensando que ese programa le abrirá muchas puertas...

    Pero vamos que esto es mi opinión! =P

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  2. Hola Rafus, no imaginas lo mucho que me ha interesado tu post. Permíteme.
    Empezaré por decirte tres cosas: que escribo, que estoy relacionada con el mundo de la danza. Y que soy la persona más tranquila del mundo, según dicen los míos.
    Pero pese a ésto último sufro verdaderos ataques de ira cuando veo programas del tipo "pista y mesa con 3-4 jueces opinadores", hasta el punto de que aún con lo mucho que me gusta un artista en directo sobre un escenario, raramente paso del segundo actuante.
    La ignorancia y mala baba de estos todólogos en cuanto a lo que ven, sin prestar atención a la dificultad de ejecución, a su calidad, a la novedad, a la dura preparación que se precisa, por ejemplo, para lograr un malabarismo complicado o hacer una pirouette que sólo se consigue tras años y años de sacrificio de una dureza que esos opinadores ni pueden sospechar. Y sobre todo su falta de respeto ante el artista.
    Y no hablo del espontáneo que se sitúa ante el público por vivir una experiencia, que a su nivel también entrega todo lo que tiene y por lo tanto no merece la burla sangrante a que lo someten. Me refiero a tantos profesionales magníficos que podemos ver en esos programas que se empeñan en convertir en carne picada a cualquiera con la ilusión suficiente para hacernos partícipes de su trabajo. Los comentarios de menosprecio y desprecio, la descalificación, la prepotencia con que el "Innombrable" insulta de la manera más soez al actuante, apabullándolo, me hacen formular el conjuro de que las meigas celtas de mi apellido reviertan sobre ellos lo mucho que hacen sufrir al artista, a quienes los quieren y al espectador con criterio que a su pesar se ve obligado a cambiar de canal. Saludos.

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  3. Gracias por tu opinión Litos.

    Yo en lo que tú hablas tengo opiniones dispares. Por un lado pienso como tú y por otro conozco a dos artistas ya consolidados que ganaron este concurso. Dudo que fueran allí con más ánimo que el de "ver qué pasaba" y ver si ganaban el dinero, que nunca viene mal. Y lo consiguieron.

    Yo no me dedico profesionalmente al circo por lo que no me puedo meter en su pellejo para saber qué les lleva a esos lugares.

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