A Bastien Vivès se le ha ido la pinza.
Eso es lo primero que pensé en cuanto cerré Los Melones de la Ira (Diábolo ediciones 2012)su último cómic con una sonrisa en la cara. No daba crédito que fuera el mismo autor que me cautivó con El Gusto del Cloro (Diábolo Ediciones, 2009) y que tanto ha triunfado con Polina (Diabolo, 2011) o En mis ojos (Diábolo, 2010), entre otros tantos. El chico de moda del cómic francés, la nueva estrella y revelación consagrada volcada en un frenesí creativo. Ese mismo es el que nos presenta una obra más cercana al cómic pornográfico y con un más propio de éste género que lo que este autor nos tenía acostumbrados.
Resulta que Magalie es una joven campesina francesa que vive en una lejana granja aislada del mundo actual con sus padres y su hermano. Tiene un grave problema: sus pechos son tan desproporcionadamente grandes que le provocan fuertes dolores de espalda y le dificultan su día a día. Su padre es reacio a que la valoren los médicos, ya que desconfía de ellos. Y hace bien, el día que pone a su hija en sus manos digamos que no utilizan únicamente un fonendo para explorarla. Resulta que en la familia hay más secretos y el padre hace lo posible por guardarlos dentro de casa.
Así transcurre este breve cómic a medio camino entre la fantasía erótica de un adolescente y un chiste con escasa gracia. En las breves páginas que ocupa a Vivès le da tiempo a hablar de grandes atributos, a tocar el incesto y a caer en el absurdo. Lo hace con un trazo que recuerda más a Polina que al de otras obras suyas. En blanco y negro, con dibujos toscos y a medio terminar, con la ausencia de ojos en sus rostros pero sin perder expresividad. Grandes viñetas para una historia que se lee en cinco minutos y deja algo desconcertado.
Por lo que he leído (tuve que buscar información, fruto de mi perplejidad), se trata de una especie de apuesta que le propusieron al propio Vivès: realizar un cómic pornográfico. Y le ha salido bien. Los Melones de la Ira debe ser leído como una gamberrada o una broma creada por el autor, sin darle más vueltas. Lectura ligera para el verano y a pensar en otra cosa. Me ha gustado que un autor que está llamado a ser de los grandes se atreva con cosas así, bueno, quizá precisamente por estar donde está se lo pueda permitir. Esperemos que las siguientes obras del autor sigan la línea previa y no pretenda ser un Manara cultureta.
Otras críticas:
Los siguientes son enlaces a otras críticas que comparten mi desconcierto ante esta obra. Son muy buenos blogs sobre cómics y otras lecturas, muy recomendables.
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